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La Espiga y el favoritismo de ser el mejor

Lo conocen todos, le juegan a muerte, le hacen frente y así y todo, nadie le puede ganar a La Espiga. Jugaron 6 campeonatos en Copa Nacional de Campeones, cayeron dos veces por penales –una en una final Nacional y en otra con suplentes en Mercedes- y se quedaron con 4 copas de Oro. Dos Nacionales, el Regional de Lobos y ahora el Provincial de Mar del Plata para un equipo histórico que en febrero tendrá dos objetivos de alto nivel: el Nacional de Uruguay y la Copa Nacional de Campeones de Tandil.

Con esa candidatura que se impone desde la primera vez que los vimos jugar a la pelota en diciembre de 2017, los de Héctor Catán son un elenco con una esencia particular. Llegan muy con lo justo a cada partido –algo que a esta altura se tendría que corregir-, no hacen entrada en calor, no analizan rivales y sólo se dedican a jugar durante todo el partido. Sea cual sea el resultado y el tiempo de juego, este equipo va intentar imponer su juego siempre. Pases, rotaciones, llegadas desde el fondo, participación del arquero, fútbol total es lo que muestra este elenco en cada presentación.

Parecía que llegaban al Provincial con el plantel completo pero no pudieron viajar ni Diego Córdoba ni Erick Aparicio a la cita y en el primer partido no estuvo “Chimi” González. Así, costó deslumbrar en Il Catonio en la primera jornada, donde admitido por los propios jugadores, el equipo estuvo lejos de su estándar ideal pese a quedarse con dos victorias (4-2 a Cuidado con los Perros de Mar del Plata y 5-4 a Manchester Pity de Tandil).

Pero a la hora de la verdad, La Espiga nunca te deja a pata. Donde lo apretan un poco, salen a relucir todas sus cualidades. Con un “Chimi” González en el nivel máximo que nos tiene acostumbrados y un Jonatan Soplán enfocadísimo en la victoria y con sus destellos de crack, los de Catán empezaron a mostrar una versión superadora en un campo de juego más grande, el de Indoor 7, que pareció favorecerlo. En los cuartos de final, se vieron las caras con el último campeón de Tandil, Los Borbotones, a quien golearon 5-1 con un gran primer tiempo. En el segundo, con más espacios terminaron de liquidar la historia con un golazo de atrás de mitad de cancha de Sebastián Bella.

En semifinales llegó el duelo más parejo que tuvieron. Ganaban 3-1 con Porto de Mar del Plata con unos primeros minutos de gran fútbol donde parecían arrollar, incluso con grandes goles de jugadas colectivas, pero en la última jugada del primer tiempo Jeremías Pose clavó un golazo de tiro libre que los arrimó a un tanto. El segundo tiempo fue muy luchado y parejo, con grandes intervenciones de Lucas Morales en el arco local y el partido finalizado 3-2.

La Espiga siempre tiene algo que lo diferencia y en ese duelo fue el hecho de cambiar a su arquero titular por un arquero-jugador. Lo había hecho en el entretiempo de los cuartos de final y lo tuvo como apuesta fuerte en un duelo decisivo. Con ánimos de salir jugando siempre con seguridad y hacer un mejor uso de las dimensiones de la cancha, Matías Sánchez se puso los guantes y el esquema de su equipo cambió con mayor paciencia desde el fondo y mucha movilidad en el medio para comenzar el armado de la ofensiva. Jorge Cuellar y Mario Montero resultaron vitales en esos buenos movimientos.

La final con la certeza de que si ganaban eran el mejor campeón de ambas rondas, por ende metían clasificación a Montevideo y Tandil, los enfrentó con un elenco de una campaña enorme como La Pesada de Mercedes, que clasificó como segundo mejor segundo y se retiró con un subcampeonato de mucho valor. Mientras Ángel Farías era una amenaza constante por su rapidez por izquierda, Jonathan González empezaba a tener su partido consagratorio en el torneo, con dos cabezazos que abrieron el marcador para La Espiga. Si algo tiene el supercampeón es que es un equipo completo, casi tanto como su zaguero central. Quién diría que lo abriría con la pelota parada y con dos goles casi idénticos. Dos veces llegó por el segundo palo el “Chimi” y en la primera Montero la empujó sobre la línea y en la segunda el guante del arquero y el palo no hicieron más que acompañar el camino de la pelota al gol.

Los que tienen más de 80 títulos empezaron a liquidar las acciones en el segundo tiempo con otras dos grandes intervenciones de su ya reconocido número “14” –“parece un jugador editado”, llegaron a decirnos-. En la primera, el “Chimi” hizo una jugada sensacional de la derecha al medio y cuando tenía todo para marcar dio un pase de cachetada que eludió al arquero para que Soplán en la línea, al borde de cometer “piso”, la empuje al gol.

En la transmisión comenzaban a caerle flores al todoterreno cuando no contento con esto clavó un derechazo fulminante desde tres-cuartos de cancha para insertarla en un ángulo y poner el 4-0, liquidando las acciones. La Pesada, con mucho honor y entrega, fue a por el descuento y lo consiguió dos veces con tantos de Ángel Farías y Germán Lucero, mientras luego Soplán y David Brisoliz -p- dejaron el duelo 5-3.

Así la historia terminó como –casi- siempre, con La Espiga alzando la copa. Un equipo que genera mucho ruido a donde va y que tiene todo lo que un conjunto campeón busca. No es nada fácil llegar como el gran monarca y siempre estar a la altura y seguir cosechando títulos. Más de 80 luego del Regional de Lobos y ya 4 en Copa Nacional de Campeones dos años después de su primera experiencia en Tandil.

Otra yapa que tuvo el de Glew en el torneo fue el hecho de contar con la vuelta de Pablo Catán, un lujo de mediocampista que maneja los hilos del equipo. Lamentablemente, con la risa y desazón de los kilómetros recorridos, 5 minutos del primer partido le generaron un pinchazo en el aductor que le impidió seguir compitiendo. Bueno, hasta que sus ganas lo pusieron encima de todo… Una nueva muestra de que estos tipos tienen algo de extraterrestres. Largamos con la transmisión en streaming de la final y ahí veíamos a Catán con la “7” y sus botines azulados entrando en calor. “No quedaba otra, algunos chicos tuvieron un percance y tenía que dar la cara por el equipo”, dijo el hijo del DT cuando le preguntamos post-partido.

El volante reconoció que “los equipos ya te van conociendo y se van armando cada vez más y ya saben cómo jugas entonces se complica cada vez más”. Además de mostrar alegría por un viaje más con título empezó a imaginar los dos Nacionales que se les viene en febrero: “Va a estar lindo. Vamos a ir más armados porque esta vez se nos complicó un poquito. Tenemos que ir a jugar en serio allá y esperar traernos el triunfo”, sumó.

A su lado, el “10” y capitán ex Arsenal de Sarandí, Jonatan Soplán, destacó que fue un campeonato muy duro y que en su consideración fue el más difícil que han disputado en la movida. También pensando en la gira Montevideo-Tandil de febrero dijo que “seguramente va a ser más competitivo así que vamos a tratar de armarnos bien para buscar eso otra vez”. Por último, el distinto que tiene arriba este equipo añadió que para él “La Espiga es todo, familia, fútbol y compartir muchos momentos”.

Se cerró el Provincial y no nos queda otra que repetir la frase… “La Espiga, ese equipo del que todos hablarán”.

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