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Equipo Ideal Regional de Lobos

Pasó el Regional de Lobos y les debíamos el Equipo Ideal del certamen número 81 que ganó La Espiga de Glew. Conocé a los integrantes y el por qué de sus presencias destacadas:

TITULARES

ARQUERO

Emmanuel Algarañás (Valmar de Lobos). El arquero-enganche del subcampeón de Oro fue una de las sorpresas del certamen. Siendo número “10” en cancha de 11, se para bajo los tres palos en fútbol 6, pero ojo… que sale con pelota dominada en cualquier momento y con mucho criterio. Más que nada, lo que busca es darle una salida limpia a su equipo y que se abran los espacios de la defensa rival al incorporar uno más al circuito de juego. Hizo dos goles de penal y fue el referente total de su elenco al ser el DT, arquero y capitán. Completo…

DEFENSORES

Jonathan González (La Espiga de Glew). © Crack total. Quizás es suficiente para retratar al “Chimi” y el fútbol que sale de sus pies. Es un jugador que todos quisieran tener en su equipo. Arranca de zaguero central pero se suma con un criterio, una presencia y una inteligencia al ataque que asombran. Tiene un porte físico notable, un salto imponente y un juego colectivo que lo destacaron como el mejor jugador del torneo. Es ídolo en La Espiga, a sabiendas de que podría estar jugando en algún equipo profesional pero que su corazón y su humildad lo resumen todo en patear con la “14” de los de “Yin” Catán. Un gusto tenerlo seguido en Copa Nacional de Campeones.

Gabriel Gómez (Los Piratas de La Matanza). Le pusimos una posición simbólica porque la realidad es que este capitán jugaba en todos los puestos. Si hasta en desventaja en el marcador en un cruce de Plata se plantó en el arco para salir jugando. Trajo a su equipo a la movida luego de haber estado cerca de jugar el Nacional de Tandil y mandó una delegación súper correcta que se adaptó rápido al ambiente del torneo. En cuanto a su fútbol, era un pulmón para su equipo y alguien que siempre centró las posibilidades de los suyos. Los esperábamos en la Copa de Oro después del partidazo que le hicieron a La Espiga pero los condenó el resultado de la primera fecha.

VOLANTES

Nicolás Paniagua (La Pesada de Mercedes). El número “8” mercedino fue una de las gratas sorpresas que tuvimos en el certamen. Realmente no lo teníamos apuntado pero le dio un salto de calidad al aurinegro. Se fue con 6 goles en 3 partidos, siendo figura por ejemplo del duelo en el que La Pesada superó al futuro subcampeón del torneo, Valmar. Allí, hizo tres goles destacándose un bombazo de tiro libre que nos quedó filmado. Potencia, velocidad y sacrificio para este gran volante de 22 años.

Agustín Francavila (Valmar de Lobos). El “Tin” llegó a la final del torneo a uno de alcanzar al goleador del certamen y tuvo la desfachatez de anotarle un doblete a La Espiga para ser el máximo artillero del Regional. Su equipo caía 2-0 en 3 minutos de juego y el “7” apareció en su estado de gracia para igualar parcialmente el marcador. Había marcado antes en semis y en cuartos y en el duelo de fase de grupos en donde su equipo debía ganar por una buena ventaja se despachó con seis tantos (7-1). Picante y decisivo para Valmar.

DELANTERO

Diego Deheza (An -Vivo de Tandil). Con 9 tantos jugando un partido menos fue el segundo máximo goleador del certamen. Debutó con su equipo en torneos de ésta índole y se fue encantado al igual que sus compañeros, porque además de disfrutar del fin de semana entre amigos, que es la idea principal de todo esto, demostró que está a la altura en el nivel deportivo. Encarador endiablado, marcó 7 tantos en fase de grupos y luego convirtió en cuartos de final con Los Tíos y en semis ante La Espiga. A veces abusa de la individual pero es parte del combo que lo hizo el mejor de los tandilenses.

CUERPO TÉCNICO

Héctor Catán-Adrián Sánchez (La Espiga de Glew). Siempre acompañado por su bendito “Pájaro”, el “Yin” es un técnico de los ganadores que con sólo miradas y gestos se comunican con sus jugadores. En el Regional vivió remarcando la importancia de la conducta, incluso llegando a felicitar al juez principal, Seba Robles, cuando amonestó a algún dirigido por protestar. “Si me lo echás me hacés un favor, porque no me gusta que hablen”, le dijo el DT. Esos detalles que nos enorgullecen porque se nota que toman la competencia mucho más allá de lograr o no un título más en sus vitrinas. Se portaron de 10 y por ello será un gusto tenerlos en Mar del Plata.

SUPLENTES:

Arquero:

Diego Córdoba (La Espiga de Glew). Un candado para los de Zona Sur del Gran Buenos Aires. Si a La Espiga es difícil generarle daño, más cuesta arriba se hace cuando en el arco está Diego Córdoba. Con gran recorrido en las categorías de ascenso del fútbol argentino, el “1” es clave en el diagrama de los de Glew porque con los pies tiene mucha riqueza técnica que le permite a los suyos salir jugando con calma durante todo el partido. Además, su porte y sus atajadas en arco chico hacen más completa su labor. Un lujazo para La Espiga.

Defensores:

Luciano López (An-Vivo de Tandil). Uno de los pocos que casi no rotaba en los tandilenses. Su firmeza en el fondo hacía que Esteban Gallego lo rote poco y nada. Maneja bien los dos perfiles, gana mucho de arriba y, lo más importante, te lleva puesto con su actitud. Manda el equipo para adelante y no se achica con nada. Fue la figura de la final tandilense que le dio a su equipo el título para jugar el Regional de Lobos y en esta cita ratificó su rendimiento.

Francisco Cicchitti (Valmar de Lobos). Le tenía una fe ciega a su equipo antes del torneo y vaya si no tuvo visión. Fue un pilar para el subcampeón, por la garra que le metía pero también por lo que aportaba en ofensiva. Anotó dos goles y fue inteligente para saber siempre cómo cubrir los espacios.

Volantes:

Matías Sánchez (La Espiga de Glew). Pasan los torneos a los que viaja La Espiga y siempre vemos de reojo si traerán a todas sus figuras. Con este pibe nunca quedan dudas: siempre va a estar para su equipo. Un zurdo que siente las derrotas de su equipo como pocos y que le da un lugar único a la pelota en su vida. Juega absolutamente todos los días y año a año le vamos viendo un progreso notable. Sin estar tan fijo en el lateral izquierdo como lo hemos visto en los Nacionales de fútbol 7 y 8, acá jugó mucho más suelto, más liberado y con mucha vocación ofensiva. Hizo varios goles y se dio el gusto de abrir la final del torneo a los 17 segundos de juego. Una pieza clave para La Espiga.

Leonardo Cattelani (Los Bentos de Lobos). Otro de los lobenses que dio la talla en casa. Que fue profeta en su propia tierra. Con la “10” en la espalda, fue junto con Lucas Villalba el encargado de hacer jugar a su equipo, que fue subcampeón de Plata. Hizo tres goles en semis, desde donde largó su equipo, y dos en el partido que los dejó fuera de la clasificación a la Copa de Oro. Bien por el mediocampista.

Jonathan Algarañás (Valmar de Lobos). La otra gran figura de ataque de Confecciones Valmar en el torneo. Casi tan picante como el “Tin” Francavila pero con tres goles menos en su bolsillo. Tuvo un domingo espectacular, en el que le anotó un doblete al poderoso Mariano Moreno de Longchamps en cuartos de final (4-3) y en donde la rompió ante Maxi Móvil de Ayacucho en las semis (6-3). En ese duelo que perdían 3-2 al entretiempo, se floreó con un póker de goles. Ya en la final demostró que adquirió la esencia del certamen desde la salida de su equipo a la cancha. Crack.

Lucas Baigorria (Stud MyM de Alvear). Quizás la suerte de su equipo en el primer día hubiera sido otra si el “10” jugaba el sábado pero la realidad es que se sumó el domingo y fue la carta fundamental de Claudio Lombardo para levantar la Copa de Plata. Marcó 6 goles en 3 partidos y realizó quizás el gol del campeonato. Anotó el 2-1 definitivo en la final ante Los Bentos con una tijera de zurda impresionante que impactó en el palo y se abrazó con la red. Se notó que es un jugador distinto.

Delanteros:

Daniel Suárez (Maxi Móvil de Ayacucho). El Dani, ex K-City, fue lo mejor que mostró otro pasional equipo de Ayacucho que se metió entre los 4 mejores del torneo. Su altura no le impide tener una zurda excelsa en beneficio de su equipo. A su habilidad notoria le agregó potencia, empuje, experiencia y gol: anotó 4 en 3 partidos. Pese al doblete en semis, se fue con el gusto amargo de haber fallado un penal pero a sabiendas de que nada de eso iba a empañarle su buen papel y el de todo el elenco de Maxi García.

Jonatan Soplán (La Espiga de Glew). Puede estar un rato sin tocar la pelota, merodeando en el área, pero sabes que es un tipo que marca diferencias. Tiene –varias- cosas de crack. Una especie de talento que no le ves a muchos jugadores de la movida. Te puede resolver un partido de por sí. Un detalle, un amague, una definición, le son suficientes para darle muchas alegrías a La Espiga. Lo hizo con Los Piratas de La Matanza, con An-Vivo de Tandil y con Valmar en la final. Un goleador distinto que se luce con la “10” y la cinta de capitán del elenco de los 81 títulos. No por nada integró plantel en Arsenal de Sarandí hace unos 10 años.

Adrián Guevara (Maxi Móvil de Ayacucho). Si Dani Suárez le aportó la experiencia a este equipo el “7” le dio juventud y velocidad en ataque. El típico atacante que por afuera le genera problemas a cualquier marcador. Fue la figura de uno de los mejores partidos que tuvo el campeonato, en el 4-3 sobre La Pesada en cuartos de final, y se fue del Regional con 4 goles en su haber. A seguirlo.

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